lunes, 6 de julio de 2009

Aída Carballo


"Lo positivo es permanecer pese a todo"

Por Sandra Villegas Riva-Zucchelli

"Y bien, yo soy porteña. Nací a mediodía, a fines de julio en familia honesta, sobre piernas sólidas posé mi inocencia, alegre en los juegos, mechón despeinado, las manos pequeñas, la mirada negra. Transcurría el tiempo del viejo Irigoyen, papá diputado socialista, de la Torre, Justo, el lío Vassena, Repetto, la Internacional. Había una casa, Defensa 715". Estas palabras escribió Aída Carballo como fondo de su Autorretrato con autobiografía (1973) (foto), aguafuerte y grabado, acaso su obra más conocida.

Aída Carballo (1916-1985) nació en San Telmo, su obra está ordenada en series: la de Los Locos, de Los Amantes, de los Colectivos, de las Muñecas. Algunas de ellas son alegres y coloridas, otras sombrías, en blanco y negro. Su producción es testimonio de todos y de cada uno de los momentos de su transitar en este mundo, de sus emociones, sus sueños y temores, por lo que la obra es, ante todo, autorreferencial.

En los años más oscuros de su vida, cuando estuvo internada en institutos psiquiátricos tras la muerte de su padre, si bien no hablaba, escribía y dibujaba en forma permanente, contando sus vivencias, convirtiéndolas en una de sus series más emblemáticas y mejor logradas: la Serie de los Locos, en su mayoría trabajos en blanco y negro.

Si bien se distinguió y es conocida por sus grabados, exploró todas las disciplinas artísticas: pintó acuarelas, témperas, dibujó con grafito y lápices de colores, realizó cerámicas, collages, óleos. También experimentó con la palabra: creó cuentos, ilustró textos políticos, elaboró verdaderos documentos testimoniales de su época, como las reuniones políticas, los cafés, los conventillos y los zaguanes de su barrio.

La serie de Los Amantes fue presentada en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires en 1965, pero la exposición fue censurada, consecuencia de la denuncia de una docente escandalizada por estampas de amantes que se abrazan y acarician de manera natural y sin hipocresías.

Carballo viajó mucho en colectivo, produciendo gran cantidad de trabajos inspirados en esas circunstancias. Con una mirada entre satírica y humorística, ilustró ese mundo. En 1968, la Federación de Líneas de Colectivos le otorgó un pase libre para las 96 líneas que recorrían la Capital Federal.

Así es como Aída logró escapar de la locura definitiva. Se refugió en el arte, se inspiró en su entorno y en su inconciente; concilió lo que venía de afuera con lo que torturaba sus adentros, poniendo en el papel el relato amargo de su transitar por la vida.

"No hay nadie que haya jamás escrito, o pintado, esculpido, modelado, construido, inventado, a no ser para salir del infierno", afirmó Antonin Artaud, cita que la curadora, Gabriela Vicente Irrazábal incluyó en el catálogo de la exposición y que refleja a la perfección la obra de Carballo.

Hasta el 22 de agosto en el Espacio de Arte- Fundación OSDE, Suipacha 658, 1er. Piso. De lunes a sábados de 12 a 20.

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